¿En que consiste la ley 1620 del 2013?

 


Desde su lanzamiento en el 2013, la ley 1620 se ha posicionado como un tema del que hablar en el panorama educativo colombiano. Más allá de ser una normativa centrada únicamente en la erradicación del acoso escolar, esta ley establece Un Sistema Nacional De Convivencia Escolar y Formación De Los Derechos Humanos, La Educación De La Sexualidad y La Prevención y Mitigación de la Violencia Escolar. Su ambicioso objetivo es forjar ciudadanos activos, capaces de construir una sociedad democrática, participativa, promoviendo el respeto, la tolerancia y la resolución pacífica de conflictos desde las aulas.


 Un sistema central para la convivencia:

La ley 1620 no se limita prohibir ciertas conductas; en cambio proporciona una estructura robusta y multifacética para abordar la convivencia:

 Comités de Convivencia Escolar: Estos comités se establecen en todos los  niveles –nacional, territorial (departamental, distrital, municipal) y, crucialmente, dentro de cada institución educativa

Ruta de Atención Integral para la Convivencia Escolar: Esta es la herramienta operativa por excelencia. No es un simple protocolo punitivo, sino un conjunto de directrices que abarcan la promoción, prevención, atención y seguimiento de las situaciones que afectan la convivencia.

Sistema de Información Unificado de Convivencia Escolar (SIUCE): Una plataforma vital para recopilar y analizar datos sobre la convivencia, lo que permite monitorear la efectividad de las estrategias y ajustar el rumbo cuando sea necesario.

Manuales de Convivencia Actualizados: Las instituciones deben revisar y alinear sus manuales con los principios de la ley, incorporando pautas claras sobre derechos humanos, sexuales y reproductivos, y procedimientos para el manejo de conflictos. 

Obligaciones:

Instituciones Educativas: Tienen la obligación de asegurar un entorno libre de violencia, implementar la Ruta de Atención Integral y fomentar la formación en derechos.

Docentes y Directivos: Son actores clave en la promoción diaria de la convivencia y en la detección y manejo oportuno de situaciones de violencia.

Familias: Su rol es fundamental en el acompañamiento de sus hijos, el conocimiento y cumplimiento de los manuales de convivencia, y la promoción de valores en el hogar.

Estudiantes: Se les reconoce su derecho a un ambiente de respeto y a participar activamente en la construcción de la convivencia.






Un Balance Necesario (conclusión):

A más de una década de su implementación, la Ley 1620 de 2013 ha sentado las bases para una cultura de convivencia más consciente en las escuelas colombianas. Ha permitido visibilizar problemáticas, establecer rutas claras de atención y promover la formación en derechos. Sin embargo, su éxito continuado depende de un compromiso sostenido de todos los actores involucrados, así como de la adaptación constante a los nuevos desafíos que emergen en el entorno escolar y social.

La Ley 1620 nos recuerda que la educación no es solo impartir conocimientos, sino también formar seres humanos íntegros, capaces de convivir en paz y construir un futuro más justo.


Keilla Sofía Jimenez Martinez


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